Miguel Ávila Cabezas, con esta entrega poética, acude a la arena a retocarse, a escuchar a su dios de, tantas veces, a mano, y enumera las vidas: unas veces de miedo, otras de soledad, y otras de boca a leche... Anfa es la piel llena de afinidad de trazos y cicatrices que hacen, a la extensión de las palabras, más dulzura, o medio agrio.