Las páginas de este libro quieren hacernos entender que el amor de Dios es un amor sin límites. Para ello, el autor hace hablar a Dios Padre, que en un estilo directo, explica al lector las características de su amor: "Podéis llamarme Dios, Dios mío, Señor, etc. incluso os podéis dirigiros a mí como Belleza, Verdad, Luz o Fuerza, pero lo que más acerca mi corazón a vuestro lenguaje es que me llaméis Señor-amor o simplemente Amor. Yo soy el amor sin límites". Ante este amor que nada puede parar, el orante intenta corresponder también con amor. El enemigo al que hay que vencer no es la muerte sino la negación o la oposición a ese amor. El lector que entra en este diálogo amoroso llega a la conclusión optimista de que no hay amor semejante al amor de Dios, un amor que llega a todos y a cada uno individualmente, no importa que la persona lo desconozca e incluso que lo niegue.
Dios ama con un amor incomparable, único, no mensurable porque se ofrece a todos en su infinitud y porque su esencia es el amor.
A ti, quienquiera que seas
Pero yo sí que te conozco
Una creación nueva
Esta gran visión
El Amor sin límites
El Dios viviente
Las profundidades del mundo
¿Dónde está el apoyo?
La puerta de la esperanza
Hubo una tarde y una mañana
El rocío de la mañana
Desde la mañana, Señor
La salida del sol
Tú eres amado
Vengo a ti en las pequeñas cosas
Gracia previniente, exigente
Amiga del Bienamado
Una sonrisa, una mirada
Lo puro y lo impuro
No importa ninguna otra cosa
Amor, enséñanos a orar
Portador del fuego
La mujer vestida de luz
Dame tu corazón
Habla el Amor