Contratado para proteger y servir, el detective Brandon Randell siempre lucía el sombrero bien calado y la placa brillante. Vivía para trabajar, pero después de rescatar a Nora Donnelly y a su hijo pequeño, se dio cuenta de que en la vida había algo más que cumplir con el deber.
Huyendo de su pasado, Nora se había topado con su futuro. Pensaba volver a huir en breve, pero no contaba con que los hombres Randell jamás se rendían y, después de haberla conocido, Brandon no iba a permitir que se marchara.