Más dulce que las cañas de azúcar de la plantación de su padre, en Luisiana, Anne-Marie Duveuil había sido educada para evitar a toda costa a los vaqueros como Cord Sánchez. Pero algo en el atractivo texano la había llevado a hacer una locura. Y ya no podría olvidarlo jamás.
Cord había visto demasiado dolor en su vida como para abandonar a Anne-Marie porque fuera a tener un hijo suyo. Aun así, él no estaba hecho para sentar la cabeza. Aunque la vida era un largo y solitario camino hacia ninguna parte sin una mujer al lado, y con Anne-Marie podría convertirse en un lugar al que llamar hogar.