Así, al hilo de los grandes temas que va proporcionando la actualidad, el teólogo tiene algo o mucho que decir desde su perspectiva propia. Sin duda, el lector se sentirá alumbrado al leer una reflexión profunda, sólida y argumentada desde una perspectiva tan humana y tan cristiana. En estos tiempos de pensamiento único, de uniformidad en las ideas, de carencia de argumentos, es una suerte contar con alguien que alimente el espíritu en los temas de fondo de la cultura que hacemos, de la política que vivimos y en la cristianía a la que hemos sido llamados al ritmo del diario vivir.