La eterna promesa del béisbol Bo Crutcher estaba a punto de dar el salto a la fama cuando se encontró a cargo de un hijo al que nunca había conocido. De repente se veía ante dos retos acuciantes: ser un buen padre y pulir sus modales para enfrentarse a los medios de comunicación. Kimberly van Dorn era la persona idónea para prepararlo y convertirlo en un ídolo de masas. Kim estaba acostumbrada a deportistas arrogantes y egocéntricos, pero en Bo descubrió a un hombre noble y honesto que estaba dispuesto a sacrificarlo todo por su hijo. En una pintoresca mansión junto al lago Willow, descubrió además que aquel diamante en bruto también podía enseñarle a ella muchas cosas sobre la vida... y el amor.