«El libro funciona gracias al espectacular reportaje del autor y porque Michael Hodges investiga, sin glorificarlo, cómo un diseño científico puede matar a seres humanos o construir una narrativa alrededor del mundo, como la de los niños soldados del África subsahariana, donde el AK pasó de ser un instrumento del conflicto a la causa del conflicto. Las guerras siempre generan jóvenes asesinos implacables ahí está Jesse James o los jóvenes nazis, pero el mundo está ahora lleno de ellos. Y con AK»
(Nigel Fuente, The Guardian)