Argumento de Ahora que Cada Domingo Es Invierno
Querido lector:
Este libro te hablará de una espera que no cesa y que nunca se quiso vivir a sí misma, de amor vivido y de amor sufrido, de emocionalidades, de sentimientos que ahogan y que liberan a su vez. Este libro habla de muchas cosas en sus textos. La autora se deja el alma, literalmente, en ellos. Si tuviera que condensar en dos únicas palabras su obra, lo haría diciendo: dolor y ganas.
En un momento concreto, ella escribe «hace mucho que me siento frente al folio y mis manos no son capaces de decir nada». Pues yo, que la he leído, puedo decir que sí lo es. Que, además, en este libro no solo dice: grita. Y que, detrás de todo el sufrimiento y de esa continua grieta interior herida que parece que se ensancha cada vez más y más, se encuentra ella misma, dispuesta a salir de nuevo, a resurgir de sus cenizas, a renacer.
Tengo la teoría de que, en todos los libros, existe un mensaje explícito y otro implícito. Un mensaje «fachada» y otro «jardín», oculto y velado, que a veces ni siquiera el escritor descubre a la primera, aunque lo riegue constante e inconscientemente. Yo he descubierto un mensaje que se repite a lo largo de todo este libro, como un mantra, y me ha parecido tan maravilloso que acabaré mi propio escrito con él.
El mensaje es el siguiente: no me voy a rendir.
Como bien dice Gabriela en este libro: «Quizá en otra vida, pero en esta, no».0