Hace poco apareció una cuenta de Twitter donde se exponían las luchas cotidianas a las que un niño se tiene que enfrentar en su
corta pero intensa existencia, escritas como si las hubieran tecleado los dedos regordetes de un chiquillo. Pronto Twitter no fue suficiente y saltó a un blog cuya fama creció como la espuma, y de allí a las páginas de este libro donde, con mucha gracia y una lógica irrefutable, este pequeño indignado plantea temas como la comida infantil, los métodos más eficaces para aprender a usar el orinal, la etiqueta en los juegos o cómo debe actuar un padre cuando su hijo es agredido en el patio de la guardería.