Argumento de A Moscú sin Kaláshnikov
Este libro es un striptease sentimental envuelto en papel de periódico y conservado a 20 grados bajo cero.
Se puede leer como una novela de formación, de amor, de muerte, de reflexión, de estrés, de periodismo, de literatura, de los escalofríos del scoop, en medio de un hilarante choque cultural que enreda al autor y al lector en las aspas del gigante ruso.
Este libro refleja el resultado de 11 años de periodismo y de búsqueda incesante de historias en Rusia, que llevaron al autor a remotos y pintorescos rincones de la antigua Unión Soviética: Baikonur, el lago Baikal, Yekaterimburgo, Yakutia, Chernóbil, pero sobre todo Yásnaia Poliana, la finca donde nació, creó, vivió y fue enterrado Lev Tolstói, verdadero guía de este viaje.
Este libro también es una guía para perderse. Para perderse por esta capital, por sus calles, barrios e iglesias, pero ante todo es una guía para perderse entre sus gentes, entre personajes reales que pasan por literarios (desde el embalsamador de Lenin, al sexólogo que conserva el pene de Rasputín, pasando por taxistas uzbekos forofos del Real Madrid, veteranos de guerra, modelos, oligarcas, inventores locos, cosmonautas, pintores, Putin, escritores, ex agentes del KGB, Kaspárov, niños de la guerra, ex combatientes de la División Azul o los últimos bolcheviques); y entre personaje literarios que pasan por reales (el príncipe Bolkónski, Natasha Rostova, el doctor Zhivago). En este paseo por la capital conviven dos Rusias, la real y la irreal, preexistente y ficticia, que llegó a Occiente encuadernada en forma de novela.
Una mirada distinta sobre Rusia, en las antípodas de la visión altanera y ensañada del periodista occidental enviado a la capital de Rusia. 1