¡Los toros!, el único mito viviente que queda en la cultura mediterránea. El toro es nuestro tótem ibérico, y la literatura y el tótem de cada pueblo son las metáforas de ese pueblo. Nos unen a nuestro pasado más prístino, más primordial, más lejano, más primitivo, más instintivo, por eso apasionan e inquietan. La supervivencia de la tauromaquia queda mucho más allá de las prohibiciones políticas que han sido constantes en la historia. Su perspectiva depende más del ritmo de fosilización del mito en sí mismo, de la primacía de la globalización y del pensamiento único, de la desaparición de la biodiversidad, es decir, de la cultura agraria que la engendró. La tauromaquia posee ese carácter de realismo mágico ? ?lo real maravilloso?-, ?el arte mágico y prodigioso de torear?, cuyo origen, desarrollo y características se pretenden rastrear en esta páginas.