Argumento de A Contrapelo
El escritor y crítico literario, Javier Goñi, confiesa ser «un barojiano de vocación tardía», pues en la biblioteca de su padre, donde se hizo lector y empezó a amar los libros, no había nada de Baroja. A explicar esta anomalía dedica buena parte de su trabajo, suponiendo que el gusto inquisitorial de ciertos mamotretos jesuíticos por señalar qué había que leer y qué no, a la luz del dogma y de la moral, algo tuvo que ver. Desde que lo descubrió, la obra de don Pío siempre ha estado presente en su vida de lector, tal como se ve en este libro, por donde aparecen, además, personajes como Hemingway, Castillo-Puche, Pérez Ferrero, Delibes, Marino Gómez-Santos y, desde luego, la familia Baroja, Los Baroja.1