El príncipe Gorok era un apasionado coleccionista de monedas, sellos, joyas y relojes. Obsesionado por la precisión y el orden, profesaba una fe casi ciega en las máquinas y la tecnología. Solo era fiel a sí mismo y al poder. Experto tirador de esgrima, florete, sable o espada, se jactaba de su mecenazgo a las artes de la pintura, la escultura, la arquitectura, la danza o el teatro. Hombre poliglota, de mundo y culto. Casi siempre iba acompañado por la duquesa Irvenia de Dugenam, leal amiga, confidente y aliada del príncipe...