El Amor a Dios y al Prójimo, es la base de la Felicidad, si somos capaces de amar a nuestros semejantes, estamos cada vez más cerca de la gracia de Dios. La Felicidad toca nuestros corazones cuando ponemos nuestra confianza en la Fe, de que un Dios Padre, mueve los hitos de nuestra existencia para ser felices. Solo debemos dejarnos llevar, por el Amor sublime de Dios, por ese aire celestial que solo Él sopla con su divina presencia, de esta forma seremos seres armónicos llenos de Felicidad. Todos unidos, con una mejor calidad de vida espiritual y existencial, a través de la FE, transformaremos el mundo en un espacio Feliz, viviendo bajo los mandamientos de Dios. En los preceptos de Dios, hay rectitud y alegría para el corazón; son luz y disposición del Señor para alumbrar el camino hacia la felicidad. La grandeza no esta en el poder, sino en el perdonar y pedir perdón para ser Feliz.