«Yo no soy la señorita Chevalier» respondía cada vez que no se dirigían a ella por su nombre. Tras alcanzar cierta fama como artista y profesora de música, Hersilie Rouy fue raptada por las fuerzas del Estado francés y encerrada en distintos manicomios durante casi tres lustros. Su identidad fue borrada, le sustrajeron sus papeles, a sus seres más cercanos se les comunicó su defunción y se le asignó la identidad de Joséphine Chevalier.