«Querido lector: Permítame que le advierta ya desde el principio: no tengo fama de facilitar la vida de nadie. Por lo tanto, si busca aquí verdades que cree saber y pruebas que cree tener ya; si desea ver corroboradas sus opiniones orientalistas, o quiere reafirmar sus prejuicios antiárabes; si espera oír el soniquete interminable acerca del choque de civilizaciones, entonces es mejor que no siga leyendo. En este libro haré todo cuanto esté en mi mano por defraudarle. Intentaré decepcionarle, desencantarle, desposeerle de sus quimeras y opiniones preelaboradas. Queda avisado.»
Joumana Haddad pretende derribar la imagen de la mujer árabe sumisa y tradicional que circula mayoritariamente en occidente y demostrar que el feminismo tiene sentido en Oriente Medio.
La autora defiende que el modelo Sherezade difícilmente conseguirá subvertir el orden injusto que somete a la mujer (árabe o no) y adopta un discurso diferente, más radical, en el que mata a Sherezade y apuesta por Lilith, primera mujer creada del mismo barro que su compañero Adeán y que abandonó el paraíso por voluntad propia, muestra de su carácter rebelde e inconformista.
Reseñas:
«Un libro revelador y audaz sobre las mujeres en el mundo árabe. Nos abre los ojos, acaba con nuestros prejuicios y además es entretenidísimo.»
Mario Vargas Llosa
«Joumana Haddad es una escritora de verdad. Pertenece al tipo de intelectual, cada vez más escaso, que se niega a ser amedrentado. Este libro es una lección de coraje para todos aquellos que intentan ir más allá de sus propios límites y romper las cadenas que los atan.»
Roberto Saviano
«Joumana Haddad es valiente y auténtica porque destapa la hipocresía de la sociedad árabe y ataca a todos aquellos que temen el deseo. Es una verdadera poeta, y por ello "maleducada": vive en la tormenta.»
Tahar Ben Jelloun
«Joumana Haddad es una revolución y este libro es su manifiesto. Léelo o quédate atrás.»
Rabih Alameddine
«Joumana Haddad derriba el mito de la mujer árabe muda e invisible en este valiente libro. Sherezade tiene que morir para poder contar su propia historia y hacerse humana.»
Elfriede Jelinek