Afortunadamente, la espada invencible de Yaiba entra en escena. Yaiba Kurogane, poseedor de la espada del Dios del Trueno, es el único capaz de hacer frente a Onimaru, un mortal poseído por el espíritu del Dios del Viento y que con ayuda de sus poderes demoníacos y de sus esbirros se ha hecho con el poder en Japón, y ansía extenderlo por el mundo.