Sin embargo, eso no es suficiente para convencer a Baltasar Matzbach cuando se entera de que Goldberg no sólo tiene como mascota a un cuervo sarnoso que maldice y cuyo platos favoritos son el caviar con mermelada y las tortitas de fresa con mostaza, sino que su nombre es Poe. Desde el momento en que se convence de la inocencia de Golberg, el peculiar investigador Matzbach se embarca en unas disparatadas pesquisas que sin duda le llevarán a resolver este enmarañado caso. Y para ello contará con un puñado de colaboradores, a cual más torpe, pero sobre todo con una fuente inagotable de inteligencia y de atinadas sugerencias: los cuentos de un sagaz escritor argentino. La ironía, las citas literarias, la intriga, unos personajes inolvidables, el humor y la acción se mezclan con sabiduría en esta novela.