Argumento de Y, Al Séptimo Eón, Descansó
El autor sabe introducirnos en una narrativa desenfadada y llena de humor vitalista, como si nos encontráramos ante una obra del futurista (para su tiempo) Jardiel Poncela, con situaciones inverosímiles y con personajes, como mínimo, como mínimo, curiosos, empezando por el mismo Dios, que pasará por situaciones que ni él mismo habría adivinado ni con su sabiduría ni se acaba de creer al bajar al reino de los mortales, lejos de las esferas celestiales del mundo supralunar, tan intangible él en toda su extensión tan vasta.
En cuanto al formato, los personajes se describen y se pinan por sí mismos, de ahí el uso del diálogo en auténtico estilo directo. Ellos hablan, actúan, se manifiestan. Y así el lector los conoce en directo, a través de sus propias palabras.1