A lo largo de un mes, Amaia fue recogiendo diariamente sus experiencias en forma de dibujos, dibujos que ahora forman parte de este diario de viaje repleto de anécdotas, observaciones, asombros. Desde la gastronomía hasta el urbanismo, desde la soledad colectiva hasta la visión del sexo, desde las palabras peculiares hasta por supuesto las artes, nada escapa al lápiz fresco e irónico de esta ilustradora excepcional.