Una novela sobre la belleza de lo imperfecto y lo efímero.
Samuel mantiene desde hace ocho años una relación con Gabriela, pero sigue viviendo solo en su piso de soltero, ocupado con sus clases de alemán y ayudando ocasionalmente a Titus, su vecino redactor de manuales de autoayuda.
La primera mañana de junio recibe una postal sellada en Japón que muestra un gato con la pata levantada y una enigmática nota: «WABI-SABI.» Días más tarde le llega una segunda postal con la fotografía de un templo.
Un evento inesperado le impulsará a viajar al país asiático, donde aprenderá la belleza de las cosas imperfectas y se abrirá una inesperada ventana al amor.