Es hora de comprender que para vivir como un rey no es necesario tener mucho dinero. Se trata de valorar lo que tenemos y disfrutarlo, de mirar con ojos nuevos lo que antes pasaba desapercibido, de vivir el presente, el día, el segundo. Olvidad todo lo que os han contado y sumergiros en estas páginas donde os enseñaré a establecer las prioridades de vuestra vida y a simplificarlas. Espiritualidad y economía personal totalmente unidas.