Los niños sienten atracción por los personajes
fantásticos y disfrutan creyéndose protagonistas
de mundos imaginarios. Les permite vivir otras
realidades, muy diferentes a las suyas.
Este cuento ensalza la implicación de los padres
para potenciar la imaginación.
Además, este monstruo inspira simpatía y
afecto, por lo que es un buen modelo para
ayudar a superar los miedos y corroborar que
las apariencias engañan.