Como en una vuelta de tuerca al hombre sin atributos de Musil, en estas páginas el desengaño no logra imponerse totalmente sobre la gracia de vivir, la filosofía de lo cotidiano encuentra verdades hasta en las hortensias o la fotografía y la realidad se convierte muchas veces en caricatura gracias tanto al humor como a la tristeza.
Benjaminiano unas veces, quevedesco casi siempre, es decir, barroco y nihilista a la vez, Visita a un extraño es un libro de iluminaciones sobre la identidad perdida y el mundo reencontrado en una habitación; un relato sobre la incertidumbre que acaba convirtiéndose en un inventario de las muchas certezas que nos acompañan durante la caída, cualquier caída. Y es un roman à clef extraordinario que le da la vuelta también a ese conocido tópico: sexo, drogas y rock and roll.