Woodman destaca fundamentalmente por el realismo de sus novelas, lejos sin duda del chauvisnismo de algunos autores del género como Pope u O´Brian. Su dilatada experiencia en alta mar unida a su destreza a la hora de desarrollar los personajes -desde el propio Drinkwater hasta el malvado Morris, pasando por el aristocrático teniente Devaux, el hierático y desencantado capitán Hope y la misma Elizabeth-, hacen de él un referente de la literatura naval contemporánea, como demuestran las continuas reediciones de sus obras en todo el mundo.