Como aquel español que por la virtud de unos libros llegó a ser don Quijote, Schwob, antes de ejercer y enriquecer la literatura, fue un maravillado lector. Le tocó en suerte Francia, el más literario de los países. Le tocó en suerte el siglo XIX, que no desmerecía del anterior (...) Sus Vidas imaginarias datan de 1896. Para su escritura inventó un método curioso. Los protagonistas son reales; los hechos pueden ser fabulosos y no pocas veces fantásticos.
El sabor peculiar de esta obra está en ese vaivén (...) La Cruzada de los niños refiere un curioso acontecimiento histórico. A principios del siglo XII, partieron de Alemania y de Francia dos expediciones de niños a Tierra Santa. Creían poder atravesar a pie enjuto los mares (...) Esperanzados, ignorantes, felices, se encaminaron a los puertos del Sur. El previsto milagro no aconteció (...) Marcel Schwob trata de volver a soñar lo que había soñado hace muchos siglos en soledades africanas y asiáticas: la historia de los niños que anhelaron rescatar el sepulcro.