En una hipnótica narración a dos voces, el autor recorre en la primera parte la corriente visual que ha configurado su mirada y resigue a modo de contrapunto el paisaje verbal que la acompaña. Literatura, lenguaje, poesía y novela del siglo XX fluyen en esta obra capital a medio camino entre la meditación, el relato y la elegía; un retrato en el que muchos se reconocerán, hijos de una era que anocheció hace tiempo.
Pretende precisamente la segunda parte estimular al lector para enfrentar las transformaciones más urgentes de nuestro tiempo. Azúa revisita sus edades literarias para construir una genealogía del tiempo que permite interrogar al mundo a través de la novela, el ensayo, la poesía y el periodismo. Es ésta una peculiar autobiografía donde no importa tanto el sujeto como su experiencia estética, una obra indispensable de uno de los grandes escritores españoles de nuestro tiempo.
La crítica ha dicho...
«Hay muchas formas de contar una vida. Hay autobiografías sinceras, maliciosas o imaginarias [...]. Félix deAzúa ha concebido otra fórmula: la autobiografía impersonal, que ignora los hechos y atribuye todo el protagonismo a las ideas.»
Rafael Narbona, El Cultural
«En uno y otro libro, lo que importó no fue la vida en bruto, sino lo que le proporcionaba sentido y orden: el conocimiento. [...] En ambos, el resultado fue una brillante síntesis de antropología cultural.»
José-Carlos Mainer, El País
«Más que elaborar un relato de sus peripecias vitales, consigue Azúa que una historia del arte y una historia de la literatura sean su propia historia, porque uno, viene a decir el filósofo, es producto de las imágenes y de las palabras por las que ha transitado.»
Fernando Palmero, El Mundo
«El relato de un superviviente. En concreto de un superviviente de la muerte cataclísmica del arte. [...] En esta autobiografía sí hay vida, pero la mala y buena vida que dan las letras, el sinvivir del fronterizo hombre literario que crece y piensa y emigra.»
Pablo Mediavilla Cost, Jot Down
«Una extensa conversación bajo una luz crepuscular, una especie de oportunidad aprovechada por su autor para echar la vista atrás sin ninguna nostalgia. [...] El discurso deAzúa está vivo: es vibrante, intelectualmente desafiante, divertido.»
Patricio Pron, El Boomeran(g)