En la tirantez que crea semejante situación, Ruth inicia el cambio al punto de que su marido llega a llamarla, con razón, «maligna». Y, por primera vez, Ruth empieza a cavilar si ésta no es precisamente la palabra que mejor la define. De hecho, en pocas semanas ha quemado su casa, abandonado a sus hijos, robado a su marido, y así hasta un desenlace imprevisible y totalmente merecido. Esta comedia, a la vez fantástica, conmovedora y profundamente satírica y con frecuencia muy divertida es la décima novela de una autora hoy ya consagrada en Gran Bretaña.