Un hombre que ha perdido traumáticamente a su familia, enfermo y con reputación de loco, Levana, la sabia cuidadora inmigrante, y el joven y enigmático Iker componen este trío de vidas hechas pedazos, abandonadas en el límite del mundo, "el valle de las nieblas perpetuas", conformando un retrato de grupo variado y sólo aparentemente absurdo. "Mi casa está ahí en la niebla. Esa es mi patria", dice el protagonista.
Con un estilo empedrado de sutiles observaciones, dudas inteligentes y reiteraciones líricas, que mantiene con pulso firme el peso de la novela, el autor va extrayendo de los personajes su vida oculta y exponiéndola a los ojos del lector, porque todo el mundo, como dice Levana, tiene "una que puede permanecer al acecho durante años esperando hacerse realidad algún día. Aunque la mayoría de los hombres acaban olvidándola o renunciando a ella".