Durante dos meses recorre Burckhardt una semi-desierta e inhóspita península del Sinaí y, aunque no llega a Akaba propiamente, da minuciosamente noticia a los lectores occidentales de las costumbres de las tribus que transitan por aquellas tierras y de la existencia del Monasterio del Monte Sinaí y de las inscripciones de Wadi Mekatteb. Burckhardt nos cuenta su viaje, no carente de riesgo, con un estilo conciso y objetivo que hace del relato una excelente e interesante muestra de la literatura de viajes, sin dejar, por ello, de ser una novela de aventuras.