Paseemos de la mano por las calles de una gran ciudad observando su belleza, con ese viejo amor que ya marchó olvidado con el ritmo armónico y melódico de un clásico soneto. O dejémonos llevar por las aventuras de ese loco enamorado que recorre en pos del amor arrebatado en una noche sin luna, por crueles desiertos de dudas y cascadas de desesperanza, imaginando a ese viejo juglar con su guitarra deleitándonos con el verso alejandrino. Finalicemos el viaje en un vaivén de emociones, donde la alegría y la tristeza surcan el mar en busca de la nostalgia para acabar fundiéndose en un sutil abrazo con ese compañero deseado, el amor.