Es en la Crítica del Juicio de Kant, punto obligado en esta travesía, en la que comienza a forjarse una extraña conexión entre Naturaleza, voluntad y arte. Pero será Schelling con sus Investigaciones filosóficas, quien inaugurará esta metafísica de la voluntad, introduciéndonos en una odisea de libertad y de pasión, que recorre las reflexiones de Schopenhauer sobre la Naturaleza y la impresionante especulación del joven Nietzsche sobre las conexiones entre voluntad, naturaleza y música en la tragedia antigua.
La culminación en este recorrido la alcanza Freud con la toería del inconsciente en la que se hermanan Eros y Tánatos, amor y muerte: las grandes coordenadas de esta metafísica de la voluntad que transita por el camino umbrío de la razón.