Mientras lees esto, ahora mismo, en algún punto indeterminado del planeta alguien sostiene un revólver en la mano. Antes de que acabes el párrafo, se habrá llevado la embocadura del cañón a la sien.
Soy un ángel, creo que ya lo he dicho antes. Yo también me repito, como los eclipses y las mareas, como los cracks financieros, como el tic-tac de ese reloj que tienes a tu espalda, como los latidos que se te van descontando, uno a uno, gota a gota, en parsimoniosa, inexorable destilación. Toc toc toc. Alegra esa cara. Vives.
Todavía.
Tienes en tus manos una de las obras maestras de la Literatura española del siglo XXI. Un viaje por los espejos de la mente humana. Una catarata que se precipita en los abismos prohibidos de lo sensual. Un teatro en que los personajes se dibujan a sí mismos, se alimentan de tu sustancia, te hacen dudar de la realidad.