En la comisaría madrileña donde trabaja, Andrea está asignada a la unidad de violencia doméstica, donde se ha especializado en un cometido particular: representar el papel de víctima en las reconstrucciones de asesinatos ante jueces y acusados. Su fortaleza emocional se pone a prueba, sin embargo, ante un suceso íntimo que trastoca la frágil serenidad de su vida privada. A su hijo Lucas le diagnostican leucemia, y los análisis médicos revelan, además, que el padre biológico no es su marido, sino un antiguo amante del que ella ha perdido todo rastro. Andrea centra todos sus esfuerzos en la búsqueda de ese hombre del pasado, por lo que se lanza a la carretera confiada en que sea el donante compatible que su hijo necesita.
En la enunciación contenida, casi impasible, de los acontecimientos más alarmantes, y en el desesperado recorrido tras la huella de un hombre huidizo, Venas de nieve consigue envolvernos gradualmente en una desasosegante y conmovedora historia de lucha contra la fatalidad, narrada con mano maestra.