El éxito que obtuvo Los Tres Mosqueteros tras su aparición en 1844 impulsó a Dumas a escribir uan continuación que aparecería en 1845 y que habría de prolongarse en El vizconde de Bragelonne. Era un empeño difícil pero del que Dumas salió airoso. Veinte años después es uan obra tan ingeniosa y apasionante como su antecesora, pero con características propias: los protagonistas han cambiado. No son ya los despreocupados jóvenes ansiosos de gloria y aventuras,sino seres maduros. Y la amistad incondicional de la juventud ha dado paso a unas relaciones más complejas:se han creado dos bandos, el formado por Athos y Aramis, próximo a las causas de la aristocracia, y el de Porthos y D`Artagnan, que sirven a Mazarino. Sin embargo, toda la obra conserva el impulso épico, a través del cual asoma, a veces envuelto en melancolía, el hálito de una juventud perdida, pero no olvidada.