¿Dónde se pueden encontrar una frutera, una embarazada, un preso, un malasombra, un anciano, un cura, un deportista, y un maleante?... en la cola de un particular teatro.
El va y ven querido lector / en verso se lo querría explicar: / huela a infancia en el teatro, / a guiños de libertad, / y sueñe que siente de nuevo, / que vive sus ratos de azar... / Sin quererlo lo tienta el foro, / lo tienta sin saber tentar / y buscan sus faldas de escena, alegres, / sus pasos, las huellas de su pisar. / De silencios un llanto llora / cuando no logra verlo sino sólo adivinar, / pensando en sus palcos de seda, gruesa tela que se va, / que no consuelan su pesar. / Y, sin embargo, renaciendo usted / con esta obra podrá lograr / tocar el cielo estrellado / volver a la pueril edad. / Porque sabe que, de niño, / uno es feliz de verdad / y, de mayor, pues... sólo estira / las sonrisas de aquella edad. / Creyendo que está soñando, / querrá volverlo a soñar. / Sabiendo que lo ha vivido, / ¡¡al teatro se querrá mudar!!
«El texto: un homenaje al mundo del teatro. Su puesta en escena: un reto para cualquier gran director.» Guadalupe Codes
Una obra de teatro única, escrita sobre la base de greguerías inéditas de la propia autora.
«Tras la farándula se esconde la vida; y ésta es la razón por la que la obra comienza con el balanceo de un moisés, con su vaivén, y concluye con el de la mecedora, con su «va» pero sin su «ven»; el tiempo pasado ya no puede volver. Ambos, el moisés y la mecedora, acunan la vida que tienen en sus brazos, que sostienen, al fin y al cabo.»