Para ello, se estructura en cuatro partes. En la primera se aborda el papel de la biblioteca escolar en el desarrollo del proyecto educativo y en especial de las prácticas de lectura, escritura y habilidades intelectuales, además de reivindicarse su necesaria estabilidad en un contexto educativo dinámico y complejo. Se apuesta por una biblioteca escolar como recurso aglutinador para hacer de la lectura y de la educación documental una tarea de compromiso desde todas las áreas y por todo el profesorado. A través de un modelo que incluye dieciocho componentes básicos de intervención se propone, en la segunda parte, que el centro educativo articule la planificación de las actuaciones en torno a la lectura y utilización de la biblioteca. En la tercera parte, junto a la bibliografía general, se aporta una selección de recursos de apoyo y referencias bibliográficas clasificadas por componentes. La finalidad de este corpus de libros y otros materiales es disponer de una documentación específica accesible que ayude al desarrollo de las intervenciones. En la cuarta parte, dedicada a los documentos complementarios, se destacan los ejemplos de planificaciones por componentes y un cuestionario general cuya aplicación en los centros ha de facilitar la autorregulación y el seguimiento de las intervenciones en lectura y biblioteca.
En consecuencia, se propone un marco de actuación que, indefectiblemente, ha de conllevar un giro estratégico para la organización escolar en la manera de abordar las intervenciones relacionadas con la lectura y la utilización de las bibliotecas escolares. Marco de actuación para que en los centros educativos se lleve a cabo una acción corresponsable determinada por una política de lectura apropiada para alumnado y el profesorado.