Lazaro Herrera había jurado que algún día se vengaría de Dante, su hermanastro, que llevaba años sin siquiera darse cuenta de su existencia.
Así que, cuando Zoe, la cuñada de Dante, llegó a Argentina, Lazaro pensó que era la oportunidad perfecta para poner su plan en marcha.
Pero, solo con su sensualidad y con la atracción que había surgido entre ellos, aquella rubia de ojos azules parecía estar consiguiendo que Lazaro olvidara sus deseos de venganza.