Argumento de Una Soltera Atrapada en Picos de Europa
Covadonga nos narra en primera persona sus aventuras y desventuras en esta obra literaria. Ella es una mujer de 40 años, soltera, que vive, con sus padres en una pequeña aldea llamada, Bulnes de Arriba (Asturias). Nos contará todo sobre su nacimiento, su niñez, juventud y actualidad en el año 2002. Nos revelará la historia sobre su único amor, un bebé que su padre encontró en el Río Cares en una cesta y se lo entregó a un sacerdote que era maestro en la aldea. El Cura lo crió junto con Doña Clotilde, una beata ama de llaves y vecina del lugar. Lo bautizaron y le pusieron de nombre Genaro y unos apellidos que se le ocurrieron al cura y le darán muchísimos problemas. Covadonga y Genaro se criaron y crecieron juntos en la aldea, se enamoraron y fueron muy felices hasta que en 1982 los mozos del pueblo fueron llamados para cumplir el servicio militar, incluido Genaro. Tras quedar la aldea sin jóvenes, varones que jamás regresaron, la mayoría de la gente emigró a las grandes ciudades quedando en ella unos 10 vecinos que aun viven y conservan sus raíces y su cultura para que jamás se pierda la esencia que sus ancestros crearon durante siglos y siglos. Todos ellos siguen esperando la vuelta de Genaro con impaciencia y esperanza ya que jamás se supo más de él, tras marchar a la mili, y fue un joven que marcó, mucho en la aldea y, en el corazón de Covadonga. En 1988 todo cambia, en la aldea, cuando de repente aparece un hombre desconocido llamado Rubén que viene de parte de Genaro para intentar encumbrar la cara norte del Naranjo de Bulnes. Tras la llegada del joven saltan todas las alarmas entre todo el vecindario, al oír decir que viene de parte de Genaro, así que desde ese mismísimo momento intentarán sacarle toda la información que tenga Rubén sobre ese mal nacido que dejó en la aldea a la joven Covadonga abandonada a su suerte, soltera y virgen de por vida. El Señor Quinito, padre de Covadonga, ideará un plan para dar con el paradero de Genaro, pero, todo esto, nos lo contará, Covadonga, en propia persona.1