Tras "Morir con dignidad" (Trotta, 2010), este «opúsculo » sumamente personal surge de la voluntad, como precisa el autor en el prólogo, de «contribuir a un proceso de debate continuo» sobre la controvertida cuestión de la eutanasia, aportando la voz del teólogo, «él mismo afectado de una manera existencial por esta problemática ». El testimonio en primera persona de Hans Küng se recoge de un modo especial y con toda su viveza en la conversación con Anne Will incluida en este libro.