Al descubrir que era feliz escribiendo y pintando, comiendo y bebiendo como una odalisca y enamorándome de vez en cuando, ideé este viaje por los sentidos maridando siete recetas con siete vinos y siete cuentos, para decorarlas a continuación con unas cuantas acuarelas y fotografías. Desde que aprendí a leer, no he dejado de devorar libros; ahora los escribo yo para que los devoren otros. Por un camino parecido, pasé de dibujar en mi niñez sobre mantelerías y paredes a diseñar fantasías para editoriales y revistas. En cuanto a guisos y vinos, prefiero cocinar a ser servida y lanzarme a la captura de caldos sublimes por bodegas de renombre. Así que, entre enamoramiento y enamoramiento, me he convertido en una gourmand de cuentos y poemas, copas, aceites de oliva y peroles.