San Josemaría valoró siempre mucho el trabajo de sus hijas numerarias y numerarias auxiliares, que se dedican profesionalmente a las tareas del hogar en los centros del Opus Dei. Explicaba que esas tareas constituyen como la "espina dorsal" sobre la que se apoya toda la labor apostólica. Y afirmaba: "¡Es una cosa de primera importancia el trabajo en el hogar! Por lo demás, todos los trabajos pueden tener la misma calidad sobrenatural: no hay tareas grandes o pequeñas; todas son grandes, si se hacen por amor" (Conversaciones con Monseñor Escrivá de Balaguer, n. 109).
Dora falleció el día anterior a cumplir los 90 años. Murió feliz y "joven", porque era una mujer enamorada: enamorada de Cristo, del Opus Dei, de su trabajo. Por eso, fue "una luz encendida" para las personas que la trataron en vida, y seguirá siéndolo para quienes la conozcan a través de sus recuerdos.
Con fecha de 11 de octubre de 2011 el Obispo Prelado del Opus Dei ha invitado a los fieles de la Prelatura a aportar datos con vistas a la introducción de su Causa de Canonización.