anfitriona de la única casa elegante de la triste población de Sweet
Water, siempre alegre en la riqueza y siempre resistente en la penuria,
pasa de ser una gran señora a una mujer señalada por todas las
habladurías. Un joven que la adora acaba despreciándola, y sobre su
relación construye la autora un espléndido ejercicio sobre los
entresijos de toda idealización.
Willa Cather nació en Winchester (Virginia) en 1876. Fue viajera,
periodista, maestra, dirigió revistas; vivió durante cuarenta años con
su compañera, Edith Lewis; y, cuando hubo ahorrado lo suficiente, se
dedicó exclusivamente a la literatura.
«Una novela virtualmente (y este adverbio deriva de la palabra virtud) inmune a los avatares de las modas», "La Provincia".
«Una dama extraviada es el producto de una manera de narrar que Cather ha ido aguzando, perfilando desde su primera vocación literaria, con un particular sentido de la lealtad a sus personajes», Mª José Navarro, "Reseña".
«Su hondura psicológica y la pulcritud de su prosa hacen que su lectura se convierta en una exquisita experiencia humana; nos acerca a unos personajes extraños pero, al mismo tiempo, reveladoramente verdaderos», Eduardo Terrasa, "Nuestro Tiempo".