El príncipe Phillip de Silverdorn estaba harto de veladas interminables y cazafortunas... Hasta que en un baile en honor del nuevo rey de Altaria se fijó en una misteriosa mujer, ataviada con vestido de diseño y botas de militar.
La heredera Alexandra Connelly no sabía por qué le había hecho creer al príncipe Phillip que era una adiestradora de caballos. Sólo quería un poco de diversión para olvidarse de la boda a la que había renunciado en el último instante... pero entonces se fijó en aquellos ojos marrones y aquel cuerpo fuerte e irresistible...