Argumento de Una Bala para el Caballo Herido
Soy periodista. Mi mujer también. Tengo cáncer. Mi mujer también. En algunos momentos quisiera que alguien (un alma caritativa) me pegara un tiro. No sé si mi mujer también. Soy un suicida potencial. Soy cobarde. Un tipo que lo va aplazando todo, incluso la muerte, porque siempre tiene pendiente algo: la gran novela que aún no ha escrito, la entrevista para el periódico, ir al casino con Ketty, una comida con los amigos, un partido de fútbol, salir a pasear y tomar un café, fumar un cigarrillo, hacer la compra o escuchar a Bach mientras leo, por ejemplo, a Borges. O a Kafka. O a Bolaño. El final es algo que siempre queda para mañana. Este es el diario de la visita del mal, de los estragos, la humillación y las miserias de la vejez. Una historia de dos casi fantasmas, un desfile de recuerdos y reflexiones, quizá la gran confesión que uno desea hacer para quitarse un peso de encima. El rito de lo cotidiano contado con urgencia. Aquí está el pánico, las vanas esperanzas, los hallazgos tardíos, los múltiples errores, algunos horrores, las viejas mentiras y las dudosas verdades. He deambulado por mis suburbios interiores, me he perdido en mi laberinto y seguramente he escrito muchas cosas con las que mañana no estaré de acuerdo, aunque es posible que pasado mañana, sí. Quizá sólo sea necesario contar lo que luego nos arrepentiremos de haber contado. Soy un tipo que cuando le ocurre todo esto, únicamente le da por escribir. En todo caso, soy sólo una víctima de mí mismo0