Con un estilo directo, fluido, rápido y conciso, el relato de Théo Ananissoh, que funciona como retrato robot de todo el continente, sumerge al lector en una trama de suspense que bebe de la clásica narración policíaca de género negro y cuyo escenario es, en este caso, una ciudad de provincias de un pequeño país del África subsahariana.
Esta crítica social y política del mundo negroafricano se hace además desde dentro. No estamos ante el enésimo texto de literatura africana que remonta a la colonización el origen de todos los males y que concluye culpando en exclusiva a Europa de las desdichas del continente. El togolés Ananissoh no escatima en críticas a sus compatriotas, a los que acusa de complicidad con los europeos en los siglos de la trata de esclavos, en los años de la colonización y en la construcción de una sociedad poscolonial injusta, insegura y machista.
En este sentido, Un reptil por habitante es un texto insólito, original y de una gran valentía, cuyo mensaje se vehicula a través de una escritura realmente deslumbrante.