Sin embargo, las Asambleas Constituyentes o la aprobación ciudadana de las nuevas constituciones plurinacionales no aseguran en la práctica la existencia real de un Estado Plurinacional. La realidad no cambia únicamente por una Constitución, por muy vanguardista que esta sea. La sociedad debe apropiarse de lo que significa la Constitución, asumiéndola como un proyecto de vida en común para, de esa forma, construir otro país.