Con un estilo ágil y eficaz, el autor de Un economista de letras, logra combinar el entretenimiento con el rigor literario. El joven e irónico protagonista de esta narración reflexiona sobre diferentes episodios de su vida: la familia, el barrio, los amigos, la universidad, sus lecturas, sus incertidumbres sobre la ciencia económica, sus éxitos y fracasos sentimentales, la necedad de algunos empresarios, el turbio mundo de la corrupción política.
La literatura, la economía y, cómo no, el amor, constituyen sus grandes pasiones. Gracias a ellas, posiblemente, logrará sobrevivir al futuro.