A veces, el matrimonio solo es el principio.
Ellie Winston quería a adoptar a la hija de una amiga que había muerto, pero tenía que estar casada. De repente, se vio obligada a buscar esposo de inmediato. Cuando el millonario Finn McKenna se acercó a Ellie con una propuesta de negocios, no podía imaginar que ella le propondría matrimonio. Finn nunca le había ofrecido su corazón a nadie, ni siquiera a una mujer tan interesante y batalladora como ella. Pero el «sí, quiero» podía resultar milagroso. Hasta el punto de que dos de las personas más obstinadas e independientes se dieran cuenta de lo que se habían estado perdiendo.