Este relato no es ficción ni libro de Historia. Tampoco tiene un protagonista concreto, pues fueron innumerables los hombres y mujeres envueltos en los sucesos del 2 de mayo de 1808 en Madrid. Héroes y cobardes, víctimas y verdugos, la Historia retuvo los nombres de buena parte de ellos: las relaciones de muertos y heridos, los informes militares, las memorias escritas por actores principales o secundarios de la tragedia, aportan datos rigurosos para el historiador y ponen límites a la imaginación del novelista. Cuantas personas y lugares aparecen aquí son auténticos, así como los sucesos narrados y muchas de las palabras que se pronuncian.
En Un día de cólera, Arturo Pérez-Reverte convierte en historia colectiva las pequeñas y oscuras historias particulares registradas en archivos y libros. Lo imaginado, por tanto, se reduce a la argamasa narrativa que une las piezas. Con las licencias mínimas que la palabra novela justifica, estas páginas pretenden devolver la vida a quienes durante doscientos años sólo han sido personajes anónimos en grabados y lienzos contemporáneos, o escueta relación de nombres en los documentos oficiales.
La crítica ha dicho...
«Arturo Pérez-Reverte revive de manera impresionante en Un día de cólera la feroz jornada del Dos de Mayo de 1808 en Madrid, devolviéndola a la calle con toda su sangre y salvajismo y con tono documental.»
Jacinto Antón, El País
«El talento de Arturo Pérez-Reverte se demuestra en su capacidad para el primer plano, para revelar lo particular, lo individual, en el gran panorama histórico. Identifica a sus criaturas, las llama por su nombre, las vivifica, y el gesto de héroes y heroínas resalta épicamente en la hazaña colectiva como un signo del valor de su pueblo.»
Justo Navarro, El País